DEPARTAMENTO DE RESTAURACIÓN ECOLÓGICA
Nuestro Departamento de Restauración ecológica explora, propone y diseña conceptos de prácticas de conservación y reposición del capital natural para la recuperación ecosistémica de manera holística.
Mediante campos como la agroecología, la reconstrucción de suelos, la permacultura, la agricultura biodinámica, la relación ecosistemas-polinizadores, el alimento y la salud ofrece acercamientos a los elementos necesarios para el entendimiento y el abordaje de proyectos sustentables de conservación y regeneración.
RESTAURACIÓN ECOLÓGICA EN ORGANIZMO
En los últimos 10 años se ha venido adelantando un proceso de restauración ecológica en la finca Organizmo. La idea es restaurar un bosque nativo de la planicie de la Sabana de Bogotá que cubra la mayor parte del terreno. Este tipo de bosque es muy importante, pues sus últimos reductos desaparecieron del altiplano ya en la primera mitad del siglo XX, reemplazados por cultivos, potreros y urbanizaciones.
Afortunadamente, datos e investigaciones de los siglos XIX y XX, análisis de polen antiguo en la Sabana de Bogotá, el inventario de las pequeñas poblaciones de plantas nativas que sobreviven aún hoy y el conocimiento de los requerimientos ecológicos de ciertas especies, nos permiten reconstruir cómo pueden haber sido estos bosques sabaneros del pasado.
La idea con esta base de conocimiento no es reconstruir ahora un bosque exactamente igual a los que hubo antes. Pues las condiciones del clima, el suelo y las especies presentes han cambiado. Pero sí se trata de inspirarnos en lo que hubo, observar en detalle qué condiciones y especies quedan ahora y reintroducir el mayor número de especies de plantas nativas del valle de Tenjo-Tabio, que se adapten a las condiciones presentes y futuras que se prevean para el lugar.
La idea no es hacer un ambiente 100% nativo, pero sí lograr espacios donde claramente las especies nativas predominen. Estas especies nativas tendrán que convivir y entretejerse, de todas formas, con algunas plantas exóticas que ya existen en el terreno, algunas plantadas, otras naturalizadas.
La idea no sólo es plantar árboles, sino todas las formas de vida que son necesarias para formar un auténtico bosque: las marañas de enredaderas, los arbustos de sotobosque, las epífitas, las hierbas nativas, hasta alcanzar una cifra cercana a las 200 especies.
Se busca dar un impulso inicial, necesario para reintroducir especies nativas desaparecidas hace décadas e incluso siglos. Pero, luego de este impulso inicial, permitir los procesos espontáneos, que son los que forman los verdaderos ambientes silvestres. Para esto se busca “dejar ser” el funcionamiento de este bosque. No volver, en la mayoría de los sitios, a cortar el pasto u otra vegetación. Controlar sólo en forma muy localizada el exceso de zarzas o enredaderas que pueden surgir. Pero también dejar otros sitios donde no se realice ningún control.
Pues las marañas resultantes son sitios claves donde se ocultan los mamíferos nativos, como chuchas, comadrejas, cusumbos y curíes, cuando los perros los persiguen. Aquí es donde viven y crían aves de sotobosque, como los chamiceros y arañeros. Estas marañas son hábitat y fuente de alimento para lagartijas, mariposas, polillas, abejas y muchos otros animales de pequeño tamaño. Y la hojarasca que ellas producen va enriqueciendo el suelo, preparando el camino para que, década tras década, árboles pioneros puedan nacer espontáneamente entre ella e ir transformando el matorral en un nuevo bosque.
Al dejar que gran parte de los procesos de crecimiento y posterior desarrollo del bosque ocurran en forma lo más espontánea que sea posible, con un mínimo de intervenciones, sin aplicar riegos o abonos, con el mínimo de podas que sea posible, el bosque empieza a desarrollarse siguiendo su propio camino, no sólo el que le indicamos nosotros. Se generan espacios y procesos que pueden resultarnos sorprendentes o inesperados.
Nos convertiremos así, ya no en maestros del bosque, sino también en aprendices. No será necesario que lo conozcamos todo, el mismo bosque nos irá mostrando las maneras. Con la sensibilidad suficiente, podremos aprender sobre los lenguajes de la tierra, los tiempos de las plantas, el trabajo de los animales.
El bosque no tomará sólo la apariencia que nosotros queramos, también se irá transformando en formas que quizás no habíamos previsto. El feroz crecimiento resonará con nosotros, nos producirá quizás admiración. Quizás dudas o temor. Como un bosque de verdad, no un jardín o un parque.
Encontraremos sorpresas a medida que pasen los años. Una nueva orquídea, un ave que bajó de los cerros a vivir aquí. Hojarasca y madera muerta se irán acumulando. Se abrirán espacios, el bosque se seguirá dibujando a sí mismo, transformándose, madurando, sirviendo de refugio a cientos de especies de organismos que, como nosotros, hacen de la Sabana de Bogotá su hogar
Texto por: Mateo Hernandez Schmidt (Bogotá, 1979)
Mateo es Naturalista y consultor ambiental. Se ha dedicado a recorrer bosques, montañas, ciudades, humedales y otros ecosistemas, siempre buscando todas las plantas y animales que viven en estos lugares. Desde hace dos décadas trabaja con fincas y reservas naturales en las mejores formas de conservar y restaurar los hábitats naturales y la biodiversidad. Desde el año 2022 lidera el proceso de restauración ecológica de un nuevo bosque nativo en Organizmo.
Si quieres saber más sobre el proceso, accede a Biodiversidad Organizmo en la plataforma NaturalistaCO.